jueves, 8 de enero de 2015

Propósitos para el Año Nuevo

Sal 31:14-15a  Mas yo en ti confío, oh Jehová; digo: Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis tiempos

¿Has pensado en lo extraordinario que es que nuestro futuro esté todo en las manos de nuestro bondadoso, sabio y amoroso Padre celestial? El Dios que creó el Universo tan maravillosamente también es el constructor de nuestro mañana, del más pequeño detalle en nuestras vidas. Sabemos que él quiere lo mejor para nosotros, es decir, conformidad a Cristo. Ese es el móvil con el que Dios opera. Por eso, si él te llama a hacer algo que parece ser poco oportuno o sin sentido para ti ahora, simplemente obedece, porque Dios no sólo sabe lo que hace; sino que todo lo hace bien. Puede ser que no veas ahora el propósito de Dios, pero lo que sabes de Él debe ser suficiente para que le confíes tus tiempos. Deja que Él se encargue de todo, porque si has dicho "sí" a tu Señor también has dicho "no" a otros señores, incluyéndote a ti mismo.

Si, por otro lado, estás esperando desde hace tiempo respuesta a alguna oración específica y tienes la seguridad de que es para la gloria de Dios y lo pides basándote en los méritos de Cristo, continúa orando con paciencia creyendo que el Señor te escucha. Considera la espera como un tiempo determinado por Dios. Lo cierto es que nuestra vida a este lado de la eternidad se constituye de tiempos de espera, pero lo importante es no pasarlos como tiempos de tensa expectación poniendo los ojos en las bendiciones que pedimos; sino de contemplación, poniendo nuestros ojos solo en Dios, el dador.

Salmo 123:1-2 A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos. 
He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.

Puede ser que estés atravesando por un momento complicado y puede que por eso tus espectativas para el año que empieza sean de todo menos positivas. Puede que las dificultades sean tan grandes que estés lleno de incertidumbre y temores con respecto a tu mañana, pero aún puedes mirar a Dios y declarar conmigo: "Mi futuro no es incierto, está cuidadosa y amorosamente trazado sobre el propósito eterno de mi buen Dios."

Jesús, nuestro bien, nunca nos abandonará. No sabemos lo que traerá el mañana, ni nos conviene preocuparnos con ello, todos nuestras inquietudes sobre el futuro deben esfumarse en vista de esta certeza: que pase lo que pase hoy, Cristo estará conmigo, y pase lo que pase mañana, Cristo estará conmigo. Él será siempre lo mejor de mi día e invariablemente de lo que pierda o gane, él siempre será el mismo y siempre estará conmigo.

Estas son las palabras de Jesús que describen nuestra vida (la esencia, el sentido, la razón y el propósito de ella) en la tierra, en el cielo y en los nuevos cielos y tierra que vendrán: esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado (Juan 17:3). Entonces prosigamos en conocer al Señor y todos nuestros esfuerzos sean puestos en esta dirección,  porque "Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra" (Ose 6:3).

Si vas a tomar una decisión difícil que no sabes lo que traerá, preocúpate sólo de una cosa, de poner tu confianza en Dios y no en tu futuro. Dios no nos muestra más del mañana porque quiere que hoy confiemos en Él y que nuestro corazón descanse en él y no en ninguna conquista pasada, presente o futura.

Hablando de tiempos, hay algo que la Biblia dice que debemos buscar siempre, lo cual es el rostro de Dios (Sal 105:4), y también nos muestra ejemplos de que los que buscan al Señor y persisten en ello son prosperados (2Cr 26:5  Y persistió Uzías en buscar a Dios... y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó). 

Ahora bien, ¿qué significa buscar a Dios? ¿qué significa buscar su rostro? Buscar a Dios implica el conocimiento de su persona y de su voluntad, así como la búsqueda de su rostro se refiere a su favor, su poder o su gracia para nuestras vidas con el fin de hacer aquello que agrada a Dios ("Buscad a Jehová y su poder"). Por eso leemos en Daniel 11:32 que "el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará". 

Si miramos a Dios seremos de todo menos agentes pasivos, porque la Biblia dice que través de mirar a Dios en Cristo somos transformados a su imagen. Sin embargo, sabemos que nadie puede ver a Dios por vista en este mundo sin morir; necesitamos los ojos de la fe. Otra cosa que deberíamos saber es que no podemos mirar o tratar de alcanzar conocimiento espiritual de un Dios absoluto, sino que necesitamos al Dios-Hombre para eso. La gloria de Dios sólo puede ser vista por nosotros a través de Cristo por la fe. Cristo es la imagen del Dios invisible, el resplandor de su gloria, la imagen misma de su substancia; él nos lo da a conocer a través del velo de su humanidad, —Jua_1:14  Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad—, de su humillación, de su muerte, de su resurrección, de su exaltación...

2Co 4:6  Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 

Podemos tener muchos buenos propósitos para este nuevo año, pero el principal debe ser siempre aquel que Dios se ha propuesto para nosotros, sus hijos. Dios se ha propuesto producir en nosotros un corazón conforme al suyo, transformándonos a la imagen de su Hijo por medio de la contemplación de su gloria.

2Co 3:18  Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 

David, el hombre conforme al corazón de Dios, escribió en el Salmo 27: 

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. (Sal 27:4-5) 

¡Qué este sea nuestro propósito para este año que empieza! No solo nuestra petición a Dios sino nuestra búsqueda diaria. Caminemos con Dios a la luz de su rostro.

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